ANA MARY

Se estacionó un auto frente a la casa, que se había vendido recientemente, de él descendió una pareja, la dama llevaba una bebé en brazos.
No sabía en aquellos momentos, cuanto iba a querer yo a esa familia,
El cariño fue recíproco, pues subsiste hasta el día de hoy.
La niña fue creciendo la vi dando sus primeros pasitos, y cuando tuvo cuatro o cinco años, antes de comenzar la escuela, formé una pequeña aula en una habitación que estaba debajo de la casa.
Mi hermana me obsequió su pizarrón de solfeo y allí, esa pequeña junto con otros de los cuales no recuerdo el nombre, inició los conocimientos de sus primeras letras.
Puse tanto cariño en ello, pues había en mí, vocación de maestra; no pude serlo, por motivos de salud.
La niña creció, se hizo una bella jovencita y hoy día es bella por fuera y por dentro.
Ya es abuela, pero sigue siendo en mí, aquella pequeñita, a la que le enseñe muy poco
Pero que fue mucho en dedicación y afecto.


A la que fue una vecinita que quiero mucho y a la que cada 24 de Julio saludo
Con un feliz cumpleaños….Catita.

Gladys Murissich