Mis nietas, alas de mariposa que revolotean de aquí a allá.
Sus enojos son como truenos que suenan muy fuerte
y se decargan ronroneando, así son ellas,
pedacitos de cielo que alumbran mi vida.
Me llenan de ternura y también de tristeza al tener que dejarlas.
Se van conmigo, pero la distancia las transformará
y yo no estaré allí, en ese cambio,
pero cuando vea el vuelo de las mariposas sentiré que están conmigo.
La abuela que mucho las quiere – 21 Agosto de 2003.
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